Crecí en una familia que, como muchos, sus padres vivían desconectados de ellos mismos. Fueron niños que crecieron siendo invisibles para sus padres, padres que también habían sido invisibles, y así fue como se heredaron patrones y creencias acerca de la crianza que nos alejaba de nuestros hijos. Hoy quiero decirte que si eres de esta generación que está aprendiendo a conocer sus emociones y a gestionarlas juntos con las emociones de tus hijos, pues eres muy valiente.

Me he descubierto muchas veces rota frente a ellos, llorando y también teniendo una pataleta por su mal día y por mi mal día. Se han juntado emociones y he vivido tormentas. He vivido tormentas de llanto que han sanado, pero desde un trabajo muy profundo y honesto, desde reconocer mis heridas de la infancia, reconocer a mi niña interior, ir a visitarla, entregarle momentos de presencia, de juego, de disfrute, de belleza, y también he tenido que sanar la adulta, la mujer, la que se va hacia el futuro y vive la ansiedad y la que se queda en el pasado viviendo fragmentos de líneas del tiempo que ya ocurrieron.

Quedándome en el presente desde que me hice consciente de lo bien que le hace a mi alma, de lo bien que le hace a mis emociones, desde que me quedé presente y me he hecho consciente de tantas cosas, mis hijos han disfrutado de una mamá más plena, de una mamá que sabe pedir disculpas y que también sabe ser firme y mantener su decisión incluso cuando apoya sus emociones para transitarlas.

Mamá, he preparado siete meditaciones que cada una te llevará un poco más profundo en tu ser y un poco más profundo en tu crianza. Siete aspectos que vale la pena rescatar, como volver a ti, recordar la mujer que eras antes de ser mamá, calmar la tormenta, ayudar a tus hijos a regular sus emociones con presencia, calma y amor incondicional. También te he dedicado toda una meditación a sanar la niña interior, esa niña que a veces repite patrones heredados y vamos a adentrarnos mucho más profundos en elegir la crianza que queremos dar a nuestros hijos.

Una crianza respetuosa, una crianza que coloque semillas de amor y luz en su experiencia y que se queden con ellos para siempre. Otra meditación, que es la número cuatro, habla de la presencia sagrada, de estar aquí, de estar en el ahora, de cultivar la atención plena en lo cotidiano, en la presencia amorosa de la crianza.

Vamos a criar con intención, elegir cómo maternar a nuestros hijos, una meditación dedicada al equilibrio, y en la número siete vamos a integrar todo este trabajo y vamos a reconocernos como una madre no perfecta, pero sí presente.

Una mamá que se está esforzando en reconocerse a sí misma para dar lo mejor, porque cuando te recargas, puedes entregar mucho más a tus hijos y a todos los que tienes a tu alrededor, a tu esposo, a tus proyectos, a tus deberes y también ser disciplinada contigo misma. Así que si este mensaje resonó para ti, dale clic y conecta con este viaje de siete días.

Porque cuando tú estás bien, tu familia lo siente.

Cuando tú te recargas, puedes dar más, crear más, sostener más.

Si este mensaje resonó contigo, este programa es para ti.